lunes, 23 de noviembre de 2009

Reordenar el panorama festivalero

Dicen que el que paga manda. Ignasi Guardans, dispuesto a racionalizar e imponer criterios coherentes en el uso del dinero público, ha llamado la atención de los festivales de cine españoles y sus organizadores sobre la necesidad de poner orden y -lo que me parece bien importante- impedir la competencia desleal entre certámenes, financiados con fondos oficiales. El director general de Cine contaba lo anterior al diario El País y daba algunas pinceladas de lo que a su modo de ver no era lógico: como que San Sebastián tuviera un mercado y que compitiera como escaparate del cine español (lo que le corresponde según él a Málaga), que algunos ayuntamientos no apoyen suficientemente a sus festivales, fechas solapadas, etc...

Particularmente, en la jungla de festivales, lo que considero más necesario a la hora de aplicar algo de orden es impedir que por el simple hecho de tener más dinero se pueda uno meter a jugar en terrenos que tradicionalmente correspondían a otros. Huelva, el festival iberoamericano con el que estuve vinculado 12 años, y del que fui entre otras cosas director, fue durante muchas ediciones el único bastión del cine producido en América Latina, pero San Sebastián creo "Horizontes latinos" y Málaga, el certamen más "sobrado" de dinero en relación con sus gastos teóricos, también se sacó de la manga un apartado con producciones de esa región.

Podemos cambiar de ciudad y recordar cómo el monopolio del cine premiado en festivales extranjeros que un día fue de la Seminci de Valladolid se lo quitó San Sebastián creando "Perlas de otros festivales", o cómo Sitges acogió títulos ya no del cine fantástico o de terror que fue su divisa original. Sí, los festivales españoles han entrado en evidente competencia entre sí, pero dudo mucho que Guardans con toda su buena voluntad sea capaz de resolver eso, por una razón muy simple, la frase inicial. El Ministerio de Cultura concede aportaciones generosas, sobre todo a los más grandes, pero minoritarias frente a las que dan ayuntamientos y comunidades autónomas, de manera que no manda. Así de simple. Además desde San Sebastián, por ejemplo, le han dicho que eso de llevarse el cine español casi en exclusiva a Málaga ni lo piense, que ellos también quieren tener un mercado, mercadillo más bien, mejor que nada. Y respecto de esto último, la verdad es que tampoco es que Málaga rasque demasiado. El mercado natural del cine español está en donde de verdad se vende, o sea el American Film Market, Toronto y Cannes.

A Guardans lo que le pierde es su vocación de estar en los papeles. Antes o mientras trabaja, y no cuando tiene las cosas ya resueltas, que sería lo oportuno. Ahora ha hablado en un diario, ha cabreado a unos cuantos festivales... y para al final posiblemente no conseguir nada o casi nada. Si no... al tiempo.
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