jueves, 9 de abril de 2009

Todo el mundo merece una oportunidad


Supongo que todos o casi nos sorprendimos tras el nombramiento de Angeles González-Sinde como ministra de Cultura. Yo lo interpreto como un claro mensaje a un mundo del cine español institucionalizado bastante molesto con la actitud gubernamental, que no ha desarrollado la Ley de Cine y que como el resto de los sectores económicos está sufriendo la falta de liquidez y la cicatería de los bancos.

Es cierto que la guionista y directora ha sido cláramente beligerante contra los intercambios de material audiovisual en internet, incluso más que contra el "top manta", o sea la verdadera piratería. Lamento no coincidir con ella. Tengo claro que esas descargas "ilegales" (que yo sepa el intercambio privado no sólo no está penado por la ley sino que incluso nos cobran un canon digital descarguemos o no en discos duros, teléfonos móviles o simples discos vírgenes) puestos a perjudicar lo hacen mucho más al cine de Hollywood que al español, por la sencilla razón de que interesa más, hecho que soy el primero en lamentar. Pero bueno, si doña Angeles opina que la gente ve en internet mucho más cine nacional que a Batmans e Indianas Jones, es muy dueña...

Lo cierto es que el cine español precisa reformas y replanteamientos, y hay más posibilidades que estos ocurran con una ministra "del ramo". Por tanto González-Sinde merece su oportunidad. Hay que dejarla trabajar y al cabo del tiempo ya analizaremos qué hizo o qué dejó de hacer.

Unas cifras que he visto comentadas me preocupan seriamente. El presupuesto del ICAA, o sea el Instituto del Cine dependiente de su departamento, por sí solo, es de 80 millones de euros, de los cuales imagino que la gran mayoría es para subvenciones y ayudas varias. Frente a esta cifra, el año pasado -según la web del mismo Ministerio- las películas españolas estrenadas dejaron en taquilla poco más de 81 millones. De ellos, no lo olvidemos, al menos la mitad se los quedan los distribuidores y exhibidores, por lo que alrededor de 40 revierten en los productores. A pesar de ser "de letras" y sin contar con las demás subvenciones autonómicas y las inversiones de las televisiones, por un lado, y las posibles ventas internacionales o los rendimientos del mercado videográfico, resulta que el cine español cuesta mucho al erario público y es cláramente un negocio ruinoso.

No coincido con quienes creen que debería dejarse al albur puramente del mercado y que hacer películas es igual que fabricar coches o cultivar tomates. Es una actividad cultural, cuyo valor excede el puramente económico y tiene que ver con la imagen del país en el exterior. Pero sí que creo que debe reordenarse en favor de su comercialidad. No es de recibo producir más de 160 películas al año y que la aplastante mayoría pierda dinero a espuertas. Tampoco entiendo como un productor puede hacer una cinta tras otra sin suficientes espectadores y siga haciéndolo tan feliz. Me suena inevitáblemente a funcionariado.

No creo que se deba generalizar y que hay quien sí se esfuerza por sintonizar con el público. Esos son quienes deberían en mayor medida ser apoyados, aunque también algo tendría que quedar para películas más arriesgadas. Entiendo que todo esto es complicado, pero no la única preocupación que trasciende parece ser por la piratería y las descargas de internet. Nadie se plantea en qué nos equivocamos, sino quién -fuera del chiringuito del cine- tiene la culpa y de qué manera podemos pillar más dinero público o privado (vía exenciones fiscales, que al final sigue siendo dinero de todos) para seguir haciendo películas que no interesan y que con frecuencia ni siquiera se estrenan. Dejen de tirar balones fuera y jueguen de verdad al fútbol, o si no es posible, al menos a las canicas.

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