sábado, 23 de mayo de 2009

Caerse del guindo

Puede que los productores españoles, por fín, se hayan caído del guindo. En declaraciones a El País, el presidente de la FAPAE, Pedro Péréz, ha reconocido que se hacen demasiadas películas en España y que "El cine que producimos no conecta con el que quiere la gente. Eso es incuestionable". Una vez constatada la situación, sólo nos queda esperar a que nos digan si se van a poner a resolver los problemas o seguirán recibiendo sus subvenciones sin mover un dedo.

Hasta ahora, la culpa la tenía internet y esos delincuentes que se bajan películas, películas españolas, y en consecuencia no van al cine. Si creen que esta explicación -publicitada en su momento por la actual ministra de Cultura y antes presidenta de la Academia del Cine, Angeles González-Sinde- es divertida, anoten la nueva de Pérez, que coloca segunda en ranking después de la autocrítica del párrafo anterior (que el cine español no conecta): "Durante años ha habido una campaña de un grupo de comunicación para denigrar el cine español como forma de criticar a alguno de sus protagonistas porque sus opiniones -como ciudadanos, no como cineastas- no le gustaban. Y esa campaña ha calado".

O sea, que la gente no va a ver películas españolas porque determinado grupo mediático lo ha maldecido... Tremendo. Podríamos organizar un concurso para seguir encontrando responsabilidades peregrinas del fracaso comercial de la mayoría del cine nacional, pero no creo que lográramos mejorar las convicciones de González-Sinde o Pérez.

El problema es que los hechos recientes desmienten a ambos. "Fuga de cerebros", comedia de posiblemente cuestionable calidad, está arrasando, como también han funcionado bien "Mentiras y gordas" o la última de Almodóvar. De manera que ciertas películas aciertan, "conectan"...

El problema es que buenas, malas o regulares, muchas de las películas españolas se hacen con dinero público, gracias a las subvenciones (el aumento del presupuesto en este apartado ha conllevado un desaforado crecimiento de las producciones), y no pocas (dicen que alrededor de 40 el año pasado) no las ven ni el primo del productor.

Este es un país libre donde rige la libre empresa. Quien quiera monta una productora y hace una película. O la hace sin productora o con la de otro. Pero otro gallo nos cantaría si no existiera el papá Estado para financiar la creatividad cinematográfica nacional. No seré yo quien se oponga a las ayudas, que deben existir puesto que en la distribución y exhibición las multinacionales de Hollywood tienen una notable ventaja, pero creo firmemente que hay que racionalizar el sistema y corregir los errores que ya hasta la FAPAE detecta.

La Administración debe fiscalizar los presupuestos, asegurarse que no hay fraude en la petición y cuantía de las subvenciones, que las películas financiadas con dinero público se estrenan como exige la Ley, y -desde mi punto de vista- invertir más en los demás sectores de la industria, en la distribución (con especial dedicación a la promoción y marketing) y la exhibición, y no tanto en la producción. De poco sirve tener un catálogo anual de películas pagadas por el erario público si nadie las ve, ni siquiera en las teles, de madrugada.

Como uno en el fondo es optimista... el mea culpa de Pérez y la candidatura de un hombre que tiene claro cómo hacer películas que interesen, Alex de la Iglesia, a la presidencia de la Academia, me hacen pensar que quizás los profesionales del cine han asumido que esto no funciona y acaben encontrando soluciones. Ojalá.

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