viernes, 21 de diciembre de 2007

Spam navideño


Uno es de natural nostálgico. Porque al fin y al cabo lo que hemos vivido es nuestro, es nuestra historia, nos pertenece. El futuro, por contra, está en el limbo y no se sabe qué dará. Y el presente es normalmente lo jodido, la resolución diaria de los problemas con los que el destino nos entretiene.

No voy a castigarles con reflexiones filosóficas a estas intempestivas horas. Sólo quiero recordar los viejos christmas ahora que el correo de nuestra redacción rebosa de felicitaciones con enlace a una bonita animación flash.

Todavía recuerdo cuando uno iba a comprar las tarjetas de felicitación navideña, mejor las de Unicef, que aunque eran más caras correspondían exactamente con el espíritu tendenciosamente humanitario del momento. Y te pasabas una tarde rellenándolas, metiéndolas en su sobre, pegando el sello, para al día siguiente ir a Correos a dar trabajo extra a los carteros.

Ahora, en cambio, prevalece la cutrez de sacar de alguna parte una animación vulgar aún menos original que las felicitaciones de los artistas que pintaban con los pies o la boca, y a descargar la libreta del outlook inundando los buzones ajenos con los buenos deseos y "con esto y un bizcocho, feliz 2008"...

A mi me parece una especie de spam más o menos cordial pero finalmente para deprimir a cualquiera. Entiendo que las empresas con las que uno trafica durante del año no se tomen la molestia más que de rebotarte la animación de marras como a 647 clientes más, pero lo que sí me jode es que mis amigos hagan justamente lo mismo.

Antes de la época del bendito internet, aunque repitiéramos los consabidos mensajes de generosos deseos, se escribían a mano. Había un esfuerzo detrás, una prueba de que prevalecía un cariño o una amistad que justificaba esos minutos y la saliva del sello. Ahora basta con copiar y pegar, un clic y tus 20 contactos más personales reciben la misma felicitación digitalmente idéntica, aséptica, impersonal y fría como un pixel.

Ciertamente, la Navidad no es lo que era. Y no me refiero al precio del pavo o que el besugo se haya extinguido. En realidad, queridos amigos, nada es lo que era. Esperemos al menos que tampoco sea lo que será. Dicho lo cual, les felicito de manera personal y única a cada uno de ustedes por tener la gentileza de haber perdido unos minutos leyéndome...

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Los penúltimos de la fila


En el tinglado del cine, los guionistas son los parientes pobres, los penúltimos de la fila. Ahora están de huelga en Estados Unidos, y con el impacto mediático del asunto, sobre todo cuando se aproximan los Globos y los Oscars, con ceremonias que pueden sufrir dificultades, la profesión se está sacudiendo las pulgas en medio mundo.

En el movimiento de los escritores de cine hay una reivindicación económica lógica, la de cobrar porcentajes razonables por la explotación de los nuevos formatos digitales, y otra para mí más importante, que no se si al final se resolvería también con dinero: la reivindicación moral de su peso en la industria.

Nadie duda del peso específico que una estrella puede tener en el éxito comercial de un film. La última de Will Smith es la más reciente prueba. Pero, ¿cuántas grandes películas que todos recordamos, nuestros títulos de cabecera, son por encima de interpretaciones y realizaciones, grandes historias? Sin duda, la aplastante mayoría. Y, sin embargo, resulta que frente al sueldo de una primera figura, un guionista de prestigio en caso de cobrar el 10% sale pegando botes de alegría.

Si a un actor se le pagan 10 o 20 millones de dólares es precisamente porque los productores son conscientes de su importancia. El reconocimiento dinerario proviene de una previa asunción moral de ese peso. En el caso de los guionistas, se les paga poco y mal porque no parecen importantes. Y no es cosa sólo de Hollywood. Yo recibo en la redacción numerosos comunicados sobre nuevos proyectos, rodajes o estrenos, españoles y latinoamericanos, donde no hay forma de saber quién escribió la película o su nombre aparece en el último párrafo. Si lo hizo el director, se asume que hablar de él como responsable del film lo cubre todo, y si no, da la sensación que para los productores el guión es un elemento que merece el mismo respeto que la cámara con la que se filma. Algo que se compra o se alquila, punto final.

Lo paradójico es que -como el caviar o las angulas- un buen guión es un bien escasísimo, que no se valora moralmente ni se cotiza en metálico, y frecuentemente se manipula en el rodaje y se ignora en el lanzamiento de la película. Me sorprendió ver que Akiva Goldsman, escritor de films como "El código Da Vinci", "Yo robot", "Una mente prodigiosa" o "Tiempo de matar", participaba junto a Will Smith y Francis Lawrence en la promoción de "Soy leyenda". Se ha hecho un hueco, pero su caso no es nada frecuente. Apenas vemos el pelo a los guionistas en las ruedas de prensa de las películas, salvo que sean directores además. Y, ¿cuántas veces el realizador de un texto ajeno no actúa como si fuese el autor único de la película?

En fin, que como ven simpatizo con la lucha de los escritores de cine y pienso que el día que aquí se unan realmente y exijan sus derechos, muchos se van a poner a temblar. Como en Estados Unidos.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Sobre la promoción, Will Smith y una falla valenciana en Madrid


Una de las actividades que periódicamente desarrollo es la promoción de eventos relacionados con el cine, sobre todo festivales, y más puntualmente, de películas. Cuando uno pasa años siendo objeto pasivo, receptor de informaciones y comunicados difundidos por productoras y distribuidoras, acaba asumiendo hasta qué punto esa labor se realiza de mala manera, con un notable desconocimiento sobre las necesidades del potencial cliente, o sea nosotros, los periodistas. Pienso que esta constatación me ha llevado a buscar la forma de hacerlo con mayor racionalidad y eficiencia, y de ahí que suela dictar seminarios sobre promoción de cine en varios países (por ahora Colombia, Venezuela, y República Dominicana, aparte de España).

Siempre digo a mis alumnos que en la promoción de cine se dan circunstancias originales que se no producen en otras actividades comerciales. Una obligación primordial del que vende un producto es conocer a su comsumidor, sus costumbres y necesidades. Al partir de un error de planteamiento de sus jefes, el que promociona no es periodista o no tiene experiencia en este ramo, es incapaz de generar productos (comunicados, press-books...) realmente útiles o tan útiles como podrían ser de estar bien hechos. Imagínense que un fabricante de coches se conformara con poner en el mercado productos mediocres, y que lo hicieran igual de mediocres una firma china como la mayor y mejor fabricante de automóviles de Alemania o Detroit. Pues eso es lo que ocurre con el cine. Promocionan mal las empresas españolas o latinoamericanas, pero igualmente mal lo hacen las multinacionales de Hollywood.

Todo esto viene a cuento de la visita de Will Smith a Madrid. Para el "photo-call", o sea el posado del actor ante los medios gráficos, la gente de la Warner le puso lo que yo llamaría una especie de falla valenciana humeante, que pretendía reproducir un coche abandonado en una calle de Nueva York como los que aparecen en la película, "Soy leyenda". Aparte de que en la película los carros no humean, porque llevan años abandonados, no deja de ser ridículo que me pongan al pobre Will delante de ese lamentable chiringuito, como si no bastara con él mismo para despertar el interés de los medios. Si se trata de llamar la atención, podían haberle pedido al actor que se subiera a un arbol o saltara sobre alguna de las camareras del hotel, por seguir con el cachondeo... La prueba de que la falla tuvo poca utilidad es que la mayoría de las fotos publicadas del acontecimiento mostraban simplemente la sonriente cara de Will, y no el tinglado que habían preparado.

La película, otra muestra de la originalidad imperante en la meca del cine, que es capaz de "remakear" un "remake" ya "remakeado" (perdón señores de la Real Academia), se puede ver. Sus efectos especiales son espectaculares. Tanto que llega un momento en que preferiría que Will Smith y su pobre perra desaparecieran de la pantalla para seguir viendo las desoladas calles de Manhattan, a modo de documental turístico-futurista y apocalíptico. Eso sí, los humanoides mutantes hechos por ordenador dan bastante el cante a pixel y por tanto pierden credibilidad. Cuando esto se perfeccione, como se descuide Will le van a sustituir por una recreación informática y su millonario sueldo se repartirá entre programadores y diseñadores. ¿De qué vivirá entonces su representante? Lástima me da...

jueves, 6 de diciembre de 2007

¡ Mama, quiero una casa con patio en Cartagena!


Quisiera tener una casa con patio en la Cartagena colonial, en el que aún resuenen los poemas de Florentino Ariza entre grandes plantas tropicales. Tras ver "El amor en los tiempos del cólera" no se si es muy bueno que lo primero que se me ocurra sean bajos instintos inmobiliarios.

La versión de Mike Newell, lujosa en su reparto, de la inmortal novela de Gabriel García Márquez ha sido más bien vilipendiada por la crítica, al menos en Estados Unidos. Supongo que su cuna es en gran parte culpable de los prejuicios con los que fue recibida. Si nadie hubiera leído la novela o el guión fuese una pura invención de Ronald Harword habría habido más benevolencia.

No está tan mal, a pesar de que el realizador haya hecho su trabajo sin la menor pasión y con la mínima garra. El reparto es lo mejor. El maquillaje que avejenta a los actores resulta meritorio... aunque el día que le tocó a Giovanna Mezzogiorno se diría que el trabajo lo asumió la becaria por enfermedad del titular. O sea que si Bardem es un septuagenario muy creíble, la italiana -en teoría más o menos de su quinta- se plantó en la cincuentena. Eso sí, el efecto digital o lo que sea del cuerpo avejentado de Fermina-Giovanna en la cama merece por sí sólo un Oscar.

Otra cosa curiosa de "El amor en los tiempos del cólera" es que se hace larga... y a la vez parecen haberse quedado en el disco duro del ordenador unas cuantas secuencias. El desafío era enorme y Newell y sus productores se han conformado con quedarse a medio camino. No podía conservar el erotismo del texto original, por obvias razones de censura comercial, pero abundan las tetas... Caballeros, prepárense para una buena colección de chicas deseables... con mención especial para Ana Claudia Talancón, Marcela Mar, Angie Cepeda y una regordeta Laura Helena Harring. Supongo que era extremadamente difícil combinar en pantalla la promiscuidad copulativa de Florentino con el inmarcesible enamoramiento por su amor de juventud, y al final da la sensación que el poeta fornicador colecciona amantes sólo para rellenar cuadernitos.

Entre los actores, brillan primero Bardem y luego la brasileira Fernanda Montenegro, con Mezzogiorno haciendo lo que puede.

Y volviendo al principio... qué bellas son las casas de Cartagena, qué hermoso es el tropical paisaje colombiano, y qué bonitos son el amor eterno y la jodienda sin enmienda. En la obvia secuencia final de puesta de sol con el barco donde yacen los ancianos Florentino y Fermina, hasta solté una tímida lagrimita.

martes, 4 de diciembre de 2007

Corto me lo fiais, don Francisco de Goya


Era de prever que cuando la Academia decidió el pasado octubre quitar de la ceremonia de entrega de los Premios Goya las especialidades relacionadas con el cortometraje, ese amplio colectivo iba a sentirse ofendido. No se trataba de "borrar" del mapa del cine español a los cortos, sino que pretendían que sus Goyas se recogieran en la previa gala de nominados. A todos, actores, directores, camarógrafos y peluqueros, les provoca su minuto de gloria ante las cámaras de TV, y los cortometrajistas se enfadaron bastante. Se movilizaron, han logrado tres mil y pico firmas de apoyo (que tampoco es que sea para tirar cohetes...) y han obligado a la Academia no sólo a rectificar y readmitirles en la ceremonia, sino a crear próximamente una comisión para tratar de su "poblemática", como decía uno de los añorados personajes de Luis Figuerola-Ferreti en Radio Nacional.

Para bien o para mal el cine es una tarea colectiva, y aunque mi amigo Sergio Candel sea capaz de hacer cine con cuatro personas más (un cámara, un sonidista-jefe de producción y dos actrices), normalmente son ciento y la madre los que intervienen en una película, y su talento y virtuosismo se suele notar en pantalla. El problema es que si Penélope Cruz o Amenánabar son conocidos por todo Cristo y encanta ver su nuevo "look", no pasa lo mismo con la mayoría de los maquilladores, camarógrafos, editores, diseñadores de vestuario... y cortometrajistas, cuyos emocionados agradecimientos ante el micro dejan más bien indiferentes a los telespectadores. Este rollo de los Goya, como el de los Oscar, tiene sentido sobre todo gracias a la tele, y ese medio hoy no está hecho -parece- para gente relajada sino para impacientes devoradores de imágenes y sensaciones que aporrean febrilmente el mando al menor signo de desinterés.

Los cortos españoles han tenido notables éxitos en los últimos años. El último fue el pasado fin de semana el premio EFA para Chapero-Jackson. Lo cual no quita para que me parezca como espectador durante años de estas pequeñas piezas en festivales que la gran mayoría de los cortos, como diría un venerable crítico al que servidor veía en la tele de blanco y negro de su infancia... "se hacen largos". Que son malos con ganas, para qué vamos a negarlo. Aquí y fuera. Todo el que sueña con ser director "tiene" que hacer un corto. Porque así es como se aprende, le obligan en las escuelas o siente ese ansia. Lo malo es cuando realmente no se tiene o no se sabe qué contar, y de ahí salen esos engendros aburridos, pretenciosos, sin gracia que nos encasquetan en los festivales.

Y es que, queridos amigos, el talento no es una enfermedad ni contagiosa ni frecuente. En España deben producirse el doble de cortos que de largos, o sea entre 200 u 300 al año. Estadísticamente, algunos pocos tienen que ser buenos, y lo son. Pero pienso que los cortometrajistas deberían asumir un punto de realismo y considerar que si ni siquiera todos los largos españoles llegan decentemente a las salas, la idea de inundarlas de cortos buenos, mediocres o malos resulta un tanto utópica. No es un género comercialmente atractivo. Si lo fuera ya se vería en los cines y las cadenas de TV. Dicho lo cual, me alegro de que los Goya vuelvan a acoger a los cortos, y pienso que la Academia debiera más bien ocuparse de buscar buenos guionistas y presentadores para agilizar y hacer más atractiva su gala que tomar la tijera y eliminar a colectivos que tienen derecho a la vida... televisada.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Vuelta a casa


El caso es que estoy de vuelta a Madrid después de un mes realmente agitado... He aterrizado durante noviembre 15 veces en aeropuertos de Alemania, Colombia, España, México y Venezuela... y sobreviviendo al sindrome de la clase turista. Ahora me espera estabilidad geográfica hasta febrero, para la Berlinale. De mi periplo por tierras caribeñas les dejo esta foto que testimonia la belleza de las venezolanas... Se trata de una periodista y dos compañeras de la organización del Festival de Isla Margarita.

El viernes noche estuve en la celebración en la Casa de América del X aniversario de Ibermedia, el fondo de apoyo a la industria cinematográfica iberoamericana. Cantó María de Medeiros y ví a unos cuantos amigos. Algunos de los beneficiarios de esas ayudas testimoniaron su agradecimiento estando allí, como los productores Gerardo Herrero y José María Morales, quienes han favorecido la existencia de varios títulos fundamentales del cine latino en la última década gracias a ese dinero público. También andaba por ahí Ripstein, don Arturo, el director menos profeta en su tierra del mundo, probablemente. No es que yo sea "fan" precisamente de su cine. En Santo Domingo ví la última de sus películas, "El carnaval de Sodoma", repetitivo chile muy difícil de tragar. Uno de los grandes misterios insondables del cine actual es cómo es posible de determinados directores y productores hagan una cinta tras otra sin que ninguna se amortice. Cherchez la subvención...

viernes, 9 de noviembre de 2007

Bailando con delfines


Con cargo de conciencia por la falta de movimiento del blog, confieso que yo sí me he movido y me seguiré moviendo este mes de noviembre. Ahora estoy en Cancún (México), donde se celebra el I Festival Internacional de Cine de Cancún-Riviera Maya, iniciativa de un español instalado por estos lares desde hace unos años llamado Pedro Valiente, que hace honor a su apellido atreviéndose a sacar de la nada un certamen cinematográfico. Intentos de realizar un festival en el balneario más famoso de México los hubo y los hay, porque a Pedro le ha salido una oportunista competencia que no ha dudado hasta en usar un nombre que él patentó y en -para más deslealtad- ubicarse en sus mismas fechas. De manera que tuvo que adelantar su festival para no coincidir.

El Festival está remontando el vuelo en medio de una notable precariedad de medios organizativos, sobre todo de personal y coordinación, lo cual redunda en ciertas incomodidades para los invitados. Los buenos oficios de Valiente, un hombre carismático que ha convencido a políticos y cineastas para que apuesten por su iniciativa, no han sido suficientes para obtener "cash", aunque sí hoteles y servicios. De hecho, estamos muy bien tratados, en buenos hoteles y régimen "todo incluido". El problema es que los intercambios no cubren más que una parte de los gastos lógicos que tiene un certamen, y eso quiere decir que el transporte interno es un problema, no hay catálogo y la información no circula con suficiente fluidez. Pero las películas se proyectan, y además con bastante público.

Imagino que Pedro es tan consciente como yo de estos problemas y que su apuesta es salir de ésta lo mejor posible para el año próximo buscar otros sponsors institucionales o privados que le suelten pesos además de ayudas en especie. También habrá que ver qué es del "otro" festival de Cancún, que comienza el día 14 creo, y que ha prometido ser más "glamouroso". La simple circunstancia de dos eventos casi simultáneos ha frenado muchas posibles ayudas o las ha dividido por la mitad.

Siempre he sentido simpatía por los francotiradores, porque yo soy otro de ellos, así que espero y deseo que el Festival de Cancún-Riviera Maya salga adelante, crezca y mejore. En lo que yo pueda ayudar lo haré, por solidaridad con la iniciativa y agradecimiento por contar con NOTICINE y servidor ya desde esta primera edición.

Es mi primer viaje a Cancún. Sospecho que la ventaja de esta zona turística caribeña radica frente a otras es la existencia de ruinas mayas y enclaves naturales de gran belleza. Algunos hoteles (muchos gringos...) ofrecen más y mejores servicios que en otros enclaves de la región a un precio ligeramente superior, pero al menos en lo que respecta al mío, las playas y piscinas no están a la altura del resto de los servicios. Probablemente otros establecimientos del ramo no muy lejanos le superen en esto, pero desde el punto de vista del paisaje echo de menos los de la República Dominicana, sobre todo.

Hasta el momento el mejor recuerdo "de postal" que llevo de aquí la tienen al lado... una piscina con delfines que hay en el hotel y en la que nos ofrecieron un baño y unos juegos con estos mamiferos marinos, de los que nunca había estado tan cerca. La empresa Delphinus tiene varias instalaciones en la Riviera Maya, y en ella los turistas pagan por tener la oportunidad de tocar, bailar e interactuar con esta especie de perros acuaticos muy bien entrenados. Esta firma mexicana se lo ha montado realmente bien, ya que preserva a los delfines y brinda mucho más que el simple espectáculo de verlos dar saldos desde fuera de la piscina. Aquí saltan sobre tu cabeza o te empujan con sus morros en los pies para que "vueles" por la superficie del agua. La experiencia te da ganas de tener un par de ellos en tu piscina, pero me temo que al menos en esta vida los dioses no me harán acreedor de semejantes bendiciones.

Las circunstancias me obligan ahora a volver a España para sólo dos días después tomar otros aviones y regresar al Caribe... a Isla Margarita (Venezuela), donde me espera un nuevo festival del 15 al 22. A su término me acercaré a mi querida Cartagena antes de recalar nuevamente en la "Madre Patria". Y que conste... aunque piensen que esto es pura vacación... que aquí o allá trabajo muchas horas al día...

martes, 30 de octubre de 2007

La doble presencia de Maribel Verdú en Valladolid


Ya lo cantaba hace años con su dulce voz Pablo Milanés en una de sus más conocidas canciones: “el tiempo pasa... nos vamos poniendo viejos...” Y el cine, podríamos añadir nosotros, contribuye más que nada en este mundo a acentuar esa inevitable sensación. Y es que viendo película a película a actores y actrices comprobamos, como si fuera un espejo que reflejara nuestro propio rostro, el devenir inexorable del paso del tiempo.

Tomemos por ejemplo el caso de Maribel Verdú. La hemos visto siendo casi una niña en series de televisión como "La huella del crimen", o en películas como "La Estanquera de Vallecas". Comprobamos como iba creciendo tanto personal como artísticamente en "El año de las luces", "Belle Epoque", "Huevos de Oro" y, sobre todo con "Amantes". Su plena madurez estalló con "La Buena estrella" y de ahí se fue a hacer las “américas” "Y tú mamá también" era uno de esos papeles que solo sirven para hundir a alguien o para confirmar que se es una actriz como la copa de un pino. Y ella sacó sobresaliente.

Ahora rondando ya la cuarentena (acaba de cumplir 37, el pasado 2 de octubre, que no me olvido) todo lo que toca lo convierte en oro. "El Laberinto del fauno" nos mostró a una Maribel de posguerra, herida en el físico y en el alma, demacrada y ojerosa. Nunca estuvo mejor. Y en "Siete mesas de billar francés" se abalanza sobre el tapete, con mirada felina y, sin necesidad de hacer carambola alguna, lleva, junto con Blanca Portillo, todo el peso de la película. En esta Seminci, Maribel Verdú está presente en dos películas: "Oviedo Express", de Gonzalo Suárez, y la hispano-mexicana "La Zona", de Rodrigo Pla. No es la protagonista de ninguna de las dos, pero lo mismo da. Su sola presencia garantiza personajes cuajados, creíbles, de esos que los haces tuyos en la mente sin ningún esfuerzo, con la misma facilidad que una cucharilla toma un trozo de flan.

Le bastan unas pocas escenas para agrandar cualquier película en la que participe. No me extraña que el mismísimo Coppola esté loco por ella y quiera que participe en su siguiente proyecto, "Tetro". Pero es que, además, en estas dos películas Maribel Verdú hace de madre (Como en "El niño de barro"), y no precisamente de bebés. En "Oviedo Express" Maribel Verdú es la mamá de una veinteañera Bárbara Goenaga y en "La Zona" de un chaval de dieciséis años. Y a nadie le extraña. Ella está en su sitio, como casi siempre, nada chirría.

Paradójicamente, y a pesar de su currículum, Maribel Verdú es una de las actrices menos premiadas del cine español. Ha sido, por ejemplo, cuatro veces candidata a los Goya y todavía no tiene en casa su cabezón. No diré que es una injusticia porque todos los premios, se lo den a quien se lo den, siempre tienen algo de discutido e indebido pero sí que es resulta extraño. En el último San Sebastián, sin ir más lejos, Blanca Portillo por "Siete mesas de billar francés" ganó la Concha de Plata a la mejor interpretación femenina, cuando Maribel está igual de bien que ella y, además, los dos papeles se complementan y se enriquecen, como si fuera un buen partido de tenis jugado por los mejores tenistas del circuito profesional.

Sea como fuere, con premios y sin ellos, los que la admiramos solo podemos decirle algo parecido a lo que Errol Flynn susurraba a Olivia de Havilland en Murieron con las botas puestas: “Ha sido un placer pasear con usted, gracias a sus películas, durante todos estos años”.

(Texto de mi colega y sin embargo buen amigo Clint Westwood)

domingo, 28 de octubre de 2007

Primera crónica -ajena- de Valladolid



Venciendo mi natural vagancia y vergüenza, y gracias a unos gramos de mala conciencia profesional acompañados, eso sí, por un par de copas de “ruedas” y de “cigales”, me dispongo a contaros algunas cosas sobre esta Seminci, o sea, la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que acaba de iniciar su rumbo este año.

La Seminci, por si no lo sabéis, fue hasta hace unos años un Festival de referencia, que proyectaba lo mejor que se había visto a lo largo de todo un año en certámenes de mayor grado y prestigio, a saber: Venecia, Berlín o Cannes. Desde hace unos años, sin embargo, tanto San Sebastián, con su sección Perlas de otros festivales, como Sevilla y su festival de Cine europeo le han ido poco a poco mordiendo las orejas y Valladolid ha ido perdiendo paulatinamente su bien ganado prestigio. Sin embargo este año la edición promete.

En la inauguración se proyectó Persépolis”, una bella, divertida y emocionante película de animación de Marjane Satrapi que el pasado mes de mayo en Cannes entusiasmó a prensa y críticos y, de paso, se llevó el premio del Jurado. En Francia, donde los comics en los que se basa el film se han convertido en objeto de culto, están como locos por ella y la han elegido como la representante del cine galo en la categoría de película en habla no inglesa en los Oscar de Hollywood.

Si mi olfato no me falla algo mojará por tierras californianas, sobre todo porque una de las productoras ejecutivas es Kathleen Kennedy, la mano derecha de Steven Spielberg. Y además resulta que la película está francamente bien, se ve con una de esas sonrisas amargas, que te va dejando paulatinamente un regusto de tristeza. Habla, sí, de la caída del Sha y de la llegada de Jomeini y de su revolución islámica. Pero es, sobre todo, una crónica sobre el desarraigo personal, la historia de una cría que tiene que salir de su país y viajar hasta Europa para comenzar una nueva vida. En mi humilde, y desde Valladolid, algo etílica opinión, no deberían perdérsela. Ya sabe que los niños, los locos y los borrachos suelen decir la verdad.

(Texto de mi colega y sin embargo buen amigo Clint Westwood)

lunes, 22 de octubre de 2007

Fin de semana romano


El pasado fin de semana acudí al Festival de Roma, un evento que celebra actualmente su segunda edición. Era la primera vez -además- que visitaba la Ciudad Eterna. El asunto de los festivales, aquí en Europa (no así o al menos no tanto en América), depende de los políticos, de su "cinefilia" o la de sus asesores. En este caso, Walter Veltroni, el actual alcalde de la ciudad italiana, es un aficionado y no se le escapa que codearse con las estrellas es ganar nuevos espacios en los medios de comunicación. Me dicen que sus ambiciones políticas van más allá de los monumentos romanos.

Lo cierto es que Roma ha debutado con mucho dinero. Y eso se ve y se nota. Lo que no está muy claro es para qué se hace. Siempre que me hablan o me planteo hacer un certamen preguntó ¿cuál es el objetivo? En el caso romano, obviamente no será la promoción turística. La capital italiana está repleta de visitantes de todas las nacionalidades, y no es desde luego una ciudad en la que sea fácil moverse. Este festival complica aún más la vida de la capital, pero es muy posible que también aumente el disfrute de algunos de sus habitantes. Porque sí puedo asegurar que la respuesta de prensa, profesionales y público era más que notable.

Sin embargo, la primera crítica que me viene a la mente tiene que ver con las fechas: demasiado cerca de Venecia, con la que parece estar bien dispuesto a competir, y detrás de Toronto, a quien -como ya hace San Sebastián- deja la primicia de varios de sus títulos. Desde el punto de vista práctico, se nota que es un festival aún debutante. Pese a la gran cantidad de empleados, azafatas y staff en general, falta información fiable y coordinación entre ellos. Les pongo un ejemplo. Desde la zona próxima a Vía Veneto, donde estaban los centros del mercado (The Business Street) y la mayoría de los hoteles de los invitados, había un bus circular hasta el Auditorium, un centro cultural nuevo y lustroso donde se proyectaban las principales sesiones oficiales. Sin embargo, aún el segundo día del certamen en dos diferentes puntos de información las azafatas ignoraban este aspecto, y recomendaban tomar taxis, otros buses urbanos y el tranvía. Son cosas que muy posiblemente mejorarán con el tiempo cuando la organización adquiera mayor experiencia.

Para mí, por encima de todo, Roma 2007 ha sido la ocasión para ver la nueva película de Coppola, "Youth without youth", un film extraño, fascinante a veces, surrealista e increíble otras, con algún diálogo en el borde del ridículo, y un general acartonamiento. Lejos de sus grandes obras, aunque su autor reivindica su derecho a arriesgarse y buscar temas originales y "personales". No seré yo quien le discuta eso, pero al menos sí puedo decir que no huele a éxito de público.

Dicho todo lo anterior, ha sido interesante mi primera experiencia romana... y además volví a ver a mi muy querida Cynthia, a la que conocí en Santo Domingo.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Hasta pronto, Santo Domingo

Ya estoy de regreso a España después de las cálidas, en todos los aspectos, jornadas vividas en República Dominicana como jurado de la Muestra de Cine. Aproveché el viaje para dictar un seminario sobre Promoción de Cine que tuvo una muy buena acogida por estudiantes de cine, informadores y otros profesionales audiovisuales. Al igual que el año pasado ocurrió en Colombia y Venezuela, pienso que los alumnos descubrieron técnicas para asegurar una mejor difusión de las obras cinematográficas a través de la prensa, con un coste infinitamente menor que el campañas de publicidad pagadas, y con frecuencia mayor efectividad.

Algunos alumnos me comentaron cómo el seminario podría haber interesado a más personas que por el poco tiempo del que dispuso la Cinemateca Dominicana para organizarlo no recibieron la información. Sin embargo, quizás pronto tendrán una nueva oportunidad, ya que Omar Narpier, el fundador y responsable del departamento de Cine en la Universidad Dominicana me ha invitado a preparar un taller más amplio para el año que viene, y tal vez complementarlo con otra especialización en Periodismo Cinematográfico, de acuerdo con la facultad de Comunicación o el Colegio de Periodistas.

Pero, el motivo primordial de este viaje a Santo Domingo fue formar parte de un jurado que compartí con cuatro personas encantadoras. A veces trascienden peloteras entre los encargados de premiar en famosos festivales, pero mi experiencia personal, por ahora en cinco ocasiones (España, Cuba, Colombia, México y República Dominicana) no ha podido ser más afortunada. Me ha permitido estar cerca de gente interesante con la que en varios casos he conservado amistades. En este último caso, además, fuimos cómplices, y conformamos un grupo compacto y divertido, que compartió películas, comidas, noches de charla y mucho más...

Llevo en mi corazón a Sonia, Cynthia, José y Alfonso. Al principio, para mí los festivales eran un lugar para darse un auténtico atracón de cine. Sin perder de vista esto, ahora cada vez más creo que me dan la ocasión de intercambiar experiencias con personas que tienen en común conmigo el amor al cine, en gran medida el amor a la vida.

Aquí les dejo las imágenes del curso y de casi todos los miembros del jurado (falta Alfonso). Debo agradecer todo esto especialmente al equipo de la Muestra de Cine, entusiasta y vencedor en batallas realmente duras, a Arturo, Lidia y Luis, además de a Luis Rafael, de la Cinemateca, y a mi gran amigo Omar, con quien compartí comida china, cigarros y gratas horas de conversación.

domingo, 7 de octubre de 2007

Primera postal del Caribe



La verdad es que esta experiencia de ser jurado de la Muestra de Cine de Santo Domingo está resultando más enriquecedora y agradable de lo que imaginaba, porque mis colegas son personas interesantes amén de amantes del cine, y con un notable sentido del humor. Así que pienso que todos lo estamos disfrutando. Este sábado compartimos mantel en un restaurante italiano con una muy buena cocina (aunque el helado de mango me decepcionó), y una vez más constaté la maravilla de poseer un idioma común en el que entendernos y sentir, por encima de ser personas nacidas en República Dominicana, Ecuador, Argentina, México o España.

Se preguntarán qué hay del cine en todo esto... Lógicamente no voy a hacerles confidencias sobre las películas a concurso, sobre las que debo mantener la discreción al menos hasta que acabe el festival, así que sólo podría contarles que ayer ví la chilena "Padre nuestro", de Rodrigo Sepúlveda, fuera de competencia, una comedia dramática familiar un tanto irregular, a ratos muy emotiva, pero otras veces sobreactuada y esperpéntica, lo que finalmente le priva de ser una película totalmente redonda.

La Muestra se desarrolla en un centro comercial de la capital dominicana. Este sábado en la noche las salas se llenaron. Ha despertado mucho interés la película de Ripstein "El carnaval de Sodoma", ya que está basada en una novela de éxito del dominicano Pedro Antonio Valdez. La pusieron anoche, mientras nos ibamos a cenar, así que al hecho de que debo verla porque forma parte del concurso se añade el que no he hablado aún con nadie que la haya catado... Ya les haré mis comentarios en una semana.

Este lunes empiezo a dar un seminario de promoción de cine en medios de comunicación. El viernes tuve un desayuno con algunos periodistas y futuros alumnos. Hay bastante interés aparentemente. Supongo que la mayoría de los que tienen que ver con el cine son conscientes de que una buena promoción es fundamental para el lanzamiento de las películas. Siempre resulta gratificante poder compartir tu experiencia y transmitir conocimientos. Les haces ganar tiempo. Lo normal al menos en estos asuntos es constatar las cosas al cabo de los años, como me ha pasado a mí. Pero si alguien te da algunas claves antes, mejor.

El seminario lo doy en la Cinemateca Dominicana, que tiene muy buenas instalaciones, empezando por una sala amplia, que ahora mismo están reformando y dotando de las mejores condiciones de imagen y sonido. Lo malo es que sus actividades se limitan a la capital, y otras ciudades no cuentan con sucursales. Ojalá puedan seguir el ejemplo venezolano y descentralizarse, porque me cuentan que por estos lares es casi imposible fuera de festivales como el presente o la Cinemateca ver algo que no sea gringo.

Ya les seguiré contando. Aquí les dejo una foto de nuestra excursión a la playa de este sábado... En realidad apenas tuvimos tiempo de sacar 4 fotos antes de que cayera el sobrino del diluvio universal. No fue un verdadero día de playa, pero nos reímos mucho. La bella señorita a mi lado trabaja en Buenos Aires para la productora Miravista, perteneciente al imperio Disney.

Hasta la próxima...

domingo, 30 de septiembre de 2007

San Sebastián 2007: Reproches desde el cariño (y II)


Son felices y comen perdices... Como en los cuentos de hadas ha terminado el festival de San Sebastián, con Paul Auster y Wayne Wang abrazados después que el jurado presidido por el primero premiara al segundo con la Concha de Oro. Habrá quien hable de "tongo", pero eso sería minusvalorar al resto de los miembros del mismo jurado, que tampoco son niños de pecho como para dejarse embelesar por el encantador de serpientes neoyorquino. Los antiguos "socios" de "Blue in the face" y "Smoke" se acababan de reconciliar en el comedor del María Cristina, desayunando, tras siete años de no hablarse.

En cualquier caso, un jurado siempre falla de manera subjetiva, porque está conformado por seres humanos. Tengo alguna experiencia en esos menesteres -y en unos días volveré a tenerla en la Muestra de Santo Domingo- y la verdad es que no me puedo quejar. Alguna vez me han hablado de otros jurados en los que uno de sus miembros desde el principio se empeña en convencer a todo el mundo de las virtudes de su película favorita, y la cosa acaba como el rosario de la aurora. Por suerte, en mis casos todo ha sido amigable y casi casi unánime. Nos han gustado las mismas películas. Claro que no los he compartido con estrellas de cine o directores de primer nivel. Han sido experiencias más modestas...

El caso es que San Sebastián este año lo he vivido desde fuera, buena ocasión para medir la repercusión que el festival ha tenido en los medios nacionales e internacionales. Este año, no se si por empeño o por suerte (la suerte es fundamental en estos casos, que puedan acudir la mayoría de los invitados) ha habido glamour. El periodista de un nuevo diario ha hecho un balance este domingo un tanto talibán, criticando el Donostia a un actor como Richard Gere que según el colega no se lo merece, y destacando que lo importante es descubrir nuevos talentos y tal y cual... Bueno, que mire a Cannes, a Berlín o Venecia. Y me diga si esos no son los mejores festivales (junto con Toronto y Sundance) y si en todos ellos no hay estrellas.

Desde mi punto de vista el problema no está en si Richard Gere era merecedor o no del Donostia (a mi me parece que es un buen receptor, sobre todo comparativamente con algunos nombres del pasado reciente), sino en la programación. Como ya he comentado aquí, más de la mitad de las películas en Sección Oficial se estrenó en Toronto. La primera, esa Concha de Oro de "Mil años de oración". Y si de algo presumen este o el otro certamen es de la cantidad y calidad de sus estrenos mundiales. San Sebastián ha tenido muy pocos.

Podemos revisar el palmarés, y dejando aparte la española "Siete mesas de billar francés", tanto "Battle for Haditah", como "Buda explotó por vergüenza", "Honeydripper" y "Exodus", todas ellas premiadas, se lanzaron como la Concha de Oro primero en Toronto. Esto no ocurre con los primeros festivales del mundo, que no suelen aceptar ser platos de segunda mesa.

Admito que quizás el problema sea insoluble, porque la única posibilidad sería cambiar las fechas del festival, y eso probablemente no fuera bien aceptado en la ciudad. Por tanto, Donosti nunca mejorará, a no ser que lo haga de la mano de atraer más figuras, para al menos compararse en glamour con los demás grandes. Habrá, eso sí, un año algo mejor y otro no tanto, según como sea la cosecha postveraniega de cine, pero San Sebastián mientras se celebre a finales de septiembre será la oportunidad de ver en Europa algunas de las películas de Toronto. Eso es así, no por culpa de Olaciregui y sus muchachos, sino porque no hay alternativa. Todo el mundo quiere ir al certamen canadiense porque es la puerta de entrada al mercado norteamericano y hay posibilidades de vender a ese y otros países. Ningún productor en su sano juicio preferiría estrenar en San Sebastián. O sea, mejor asumimos que esto es lo que hay y que el donostiarra ha tocado ya su techo. Puede presumir de tener un enorme público, muchas y variadas secciones, que se celebra en una de las ciudades más bellas del mundo, y que se come infinitamente mejor que en Canadá. Pero siempre va ir en el vagón de cola. Y lo digo con pena, porque uno mantiene su corazoncito donostiarra...

viernes, 28 de septiembre de 2007

El fantasma de Nicole Kidman


Ya hay candidata española al Oscar, "El orfanato". Su director, Juan Antonio Bayona, ha dicho que los académicos han hecho "una apuesta de futuro", y tiene razón. Aunque también podríamos pensar que es una apuesta arriesgada...

Esta producción de Guillermo del Toro pertenece al mismo género específico que otra cinta española de éxito en Estados Unidos y en los premios de la Academia norteamericana, "Los otros", de Alejandro Amenábar. Puede deducirse que los profesionales del cine español han tenido en mente esa circunstancia a la hora de preferir este título antes que los trabajos de dos veteranos como Garci y Martínez Lázaro.

Lo evidente es que de las tres candidatas era "El orfanato" la de más amplia y exitosa carrera internacional desde que empezó a circular por festivales y mercados, respaldada por la fama y el reciente suceso de Del Toro con "El laberinto del fauno".

Sin duda, el terror hace a los ejecutivos de Hollywood menear la cola como ningún otro género ahora mismo. Saben que millones de algo masoquistas adolescentes del mundo gozan como enanos pasando miedo en los cines, ya sea por torturas, psicópatas con motosierra o entes fantasmagóricos. En consecuencia, los estudios compran cualquier cosa capaz de asustar, ya venga de Oriente o de España. "El orfanato" también será americanizada pronto.

Pero ahora de lo que se trata es del Oscar extranjero. La cinta de Bayona, escrita por Sergio Sánchez, optará a mejor film en lengua no inglesa, algo que no pudo hacer "Los otros" porque estaba dialogada en inglés. Ello le abrió puertas en otras categorias y sobre todo en cuanto a su carrera comercial. Si los academicos españoles esperan que "El orfanato" siga los pasos de la cinta de Amenábar se equivocan de plano. Los espectadores yanquis no están acostumbrados a ver films subtitulados, y así se estrenará por aquellos lares, en bastante menos cines que en su día el film que protagonizó Nicole Kidman.

Por otro lado, insisto en que la categoría a la que aspiramos tiene específicas características y un jurado especial, que suele primar films de interés humano, ternuristas, agradables y con mensaje. Es decir, no precisamente lo que ofrece "El orfanato". Belen Rueda tampoco es Nicole, por mucho que un personaje pueda recordar a otro.

Total, que sin ninguna duda la película española elegida para aspirar al Oscar es la que más posibilidades tiene de triunfar fuera de nuestras fronteras entre las tres candidatas. Pero, en lo que se refiere a la dorada estatuilla, ahí me temo que "Las 13 rosas" podría haber seducido en mayor medida a los jubilados que votan por la cinta en lengua extranjera. En fín... que a pesar de todo, me encantaría equivocarme y que "El orfanato" no sólo sea elegida para el quintento de nominadas, sino que su título suene el año que viene al final de la frase: "...And the Oscar goes to...".

domingo, 23 de septiembre de 2007

Un paso atrás para el Festival de Cartagena


Araceli Morales, ex ministra de Cultura colombiana, acaba de dimitir como gerente del Festival de Cine de Cartagena de Indias. No ha sido una partida exactamente voluntaria, sino consecuencia de las presiones recibidas por parte de la Junta Directiva del certamen. Hagamos un poco de historia... La "Chica Morales", como cariñosamente la llaman sus conciudadanos cartageneros, fue invitada hace poco menos de un año a participar en la organización del festival y se propuso revitalizarlo. A pesar de la escasez de tiempo que hubo entre ese nombramiento y la siguiente edición, en marzo de este 2007, se vieron los resultados de su trabajo en un considerable aumento de la brillantez del certamen. No obstante, se constató que el principal problema del que debía ser por historia y ubicación el primer festival de América Latina radicaba en su programación.

Más de la mitad de la Sección Oficial provenía del Festival de La Habana (11 películas) y sólo 4 de las 19 cintas a concurso no habían participado antes en alguno de los festivales especializados en cine iberoamericano con los que debería competir Cartagena.

Un festival es más que un evento local o nacional. Cuesta mucho dinero y debe brindar una rentabilidad en términos de imagen para la ciudad y el país que lo organizan. En nuestro caso concreto, Cartagena puede y tiene que ser el estandarte de la imagen internacional de una Colombia distinta de la que a veces aparece relacionada con problemas de violencia o narcotráfico en los medios extranjeros. Para ello debe conseguir el festival un prestigio, que si nos fijamos en el resto de los certamenes internacionales se basa en dos conceptos: estrenos internacionales e invitados famosos. Hoy por hoy, Cartagena carece de ambas cosas, pero sobre todo de lo primero.

Araceli Morales, quien se esforzó en internacionalizar el festival manteniendo contactos preliminares con la Federación Internacional de Productores (FIAPF) y la Academia del Cine Europeo, fue consciente de todo lo anterior e intentó para el año próximo que la renovación en las formas ya aplicada en 2007 alcanzara al fondo, es decir a la programación. Ahí empezaron sus problemas. La "vieja guardia" del certamen colombiano debió pensar que la ex ministra de Cultura serviría para conseguir dinero y se conformaría con salir en las fotos. Pero "La Chica" se tomó demasiado en serio su responsabilidad, chocando con la cerrazón de quienes se satisfacen en vivir de viejas glorias perdidas y simplemente "hacer" el festival, con total ausencia de ambiciones.

No es difícil imaginar lo duro que es trabajar en esas condiciones. Morales ha tirado la toalla. Cartagena va a perder mucho más que dinero. Se queda sin la esperanza de renovación y de convertirse no sólo en el más antiguo sino el primero entre los festivales de cine especializados en cine iberoamericano. Puede que haya quien piense que el festival colombiano debe ser patrimonio exclusivo de su hoy nonagenario fundador y quizás el día de mañana de sus herederos. En ese caso, la única solución sería buscar una alternativa. En numerosas ciudades del mundo se organizan varios festivales de cine. ¿Por qué no en Cartagena? La ciudad y el país se lo merecen.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Cronenberg o el juzgador juzgado


Ya rueda el Festival de San Sebastián. Intenté ir pero al final las cosas se torcieron. Por una razón u otra llevo tres o cuatro ediciones sin poder acudir al primer certamen en el que me acredité como periodista, en el 79... (¡Ufff!!!!!). Para compensar el mes próximo estaré en la Muestra de Cine de Santo Domingo, en República Dominicana, formando parte del jurado. A ver como se presenta la cosa...

En cuanto a Donosti, parece que la fiesta comenzó bien gracias al acierto de programar una película presentada previamente por Toronto. La cosa no es nueva, ya lo saben. Ha pasado así prácticamente desde que existe el certamen canadiense. Aunque San Sebastián es "clase A" y como tal debería proyectar películas no estrenadas fuera de su país de origen, se escudan en que Toronto no es un festival competitivo y por eso no cuenta. También es cierto que "Eastern promises", de David Cronenberg, es coproducción anglo-canadiense, pero más de la mitad del apartado competitivo donostiarra se estrenó en Toronto.

A veces lo hace también Berlín con Sundance, por el mismo motivo... pero es algo muy puntual, mientras que en el caso de SS según los años, la cosecha "torontera" oscila entre un 60 y un 80% de títulos. Recuerdo el año de "Obaba", donde ésta y otra cinta española más de Sección Oficial donostiarra se estrenaron mundialmente en el certamen Canadiense. Por aquel entoncés titulé una información que el festival donostiarra era la "Sucursal europea de Toronto".

Quisiera saber qué pasa por la cabeza de un tipo como Cronenberg, cabeza bien amueblada pero llena de peligrosos recovecos, morbos y perversiones, cuando su "Eastern Promises" ha tenido premio en Toronto y ahora éxito de crítica y público en San Sebastián, y no deja de ser un film de encargo. Y es que desde que ya no es él quien se escribe los guiones, sino que rueda los de otros, al menos en taquilla al canadiense le va mucho mejor. No se puede brillar en todo.

Cronenberg, por cierto, fue responsable hace pocos años de que Pedro Almodóvar no obtuviera una merecida Palma de Oro en Cannes por "Todo sobre mi madre", como presidente de ese jurado, y según diversos testimonios se opuso radicalmente a que lograra el galardón. Por suerte para el canadiense, Almodóvar no preside el jurado de San Sebastián 2007, sino Paul Auster. Dicho sea de paso, hay que felicitar calurosamente al certamen vasco por ese jurado, integrado por un plantel brillante de profesionales y sin "rellenos" de última hora. Uno sin duda de los de mayor nivel de los últimos años: la musa y esposa de Benigni Nicoleta Braschi, Eduardo Noriega, Pernilla August, Bahman Ghobadi...

"Eastern promises" puede tener premio, y esperemos que Paul Auster atine mejor que Cronenberg. Aclaro que yo no soy devoto "fan fatal" de Almodóvar. Me gustan algunas de sus películas, detesto otras ("La flor de mi secreto", "La mala educación"...) y las restantes me resultan indiferentes ("Volver" sin ir más lejos"...). Sin embargo, ese año estaba en Cannes, me chupé la sección oficial y sin duda, no sólo yo, sino para la gran mayoría de los colegas, atribuían a Pedro la Palma... Pero David Cronenberg hizo valer su voto de calidad al jurado y se quedó con un premio de consolación, pero no el ansiado trofeo.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Garci, ese extraño tipo


El cine tiene a veces personajes reales que parecen creados por algún guionista. En el caso de Jose Luis Garci, posiblemente el guionista es él mismo. Se ha diseñado a conciencia, y como los buenos personajes del mejor Séptimo Arte, mezcla virtudes y defectos. Victimista como pocos, pero a la vez soberbio y "sobrao", el primer ganador español y contemporáneo del Oscar, vuelve a optar a una candidatura nacional a los premios de la Academia de Hollywood.

Obviamente, Garci es ahora noticia por eso, y cuando buscábamos en NOTICINE.com información sobre su película, hemos vuelto a topar con el meridiano desinterés de este señor en que se conozca su trabajo. No hay fotos, ni una hemos encontrado, de "Luz de domingo", y eso que está a punto de estrenarse. En cuanto a promoción, el cineasta madrileña de recias raíces asturianas es el anti-Almovóvar. No es que no sepa, es no quiere "venderse". De sus últimas películas apenas se hicieron presentaciones. Tiene miedo no sólo a la crítica, sino a la prensa en general, y nosotros somos como los perros, olemos el aprecio, el miedo o el desprecio, y respondemos en consecuencia.

No voy a entrar a analizar las películas de Garci. Sólo diré que lgunas me parecen interesantes (sobre todo las primeras), otras acartonadas y falsas. Lo evidente es que tiene su público, como tiene sus seguidores dentro de la industria. Quizás por eso periodicamente lo declaran finalista para aspirar a las estatuillas norteamericanas. Pero al final, entre que últimamente lo que hace no merece mucho la pena y que en la Academia, como también le pasa a Pedro, hay mucha gente que no lo traga, pues no suele resultar el candidato final.

Tampoco seré yo quien especule demasiado sobre la terna de este año, entre otras cosas porque no he visto -como la mayoría, ya que están sin estrenar- ninguna de las tres películas. Aunque al contrario de los recién citados Guillermo del Toro sí genera una general simpatía, su producción "El orfanato" no parece sobre el papel lo más indicado para aspirar a un galardón que habitualmente va destinado a un tipo de cine "de interés humano", tradicional y con frecuencia sensible o sensiblero. Tengo mucho interés por ver "Las 13 rosas", que desde luego sí contaría con ese ingrediente emotivo, y me huelo que este año, por lo visto en Venecia y Toronto, el Oscar va a tener una clara orientación política, como la misma película de Martínez Lázaro.

Quizás sea deformación profesional y no pueda evitar que los cineastas que se desentienden de la promoción de sus obras me caigan mal. Puede también que no le haya perdonado a Garci que en uno de sus libros citara como mejor daikirí del mundo uno que se hace al lado de la Plaza de Armas, en La Habana Vieja, el cual acudí a probar y francamente me pareció poco recomendable. O que, en general, no soporte a los tipos que como él siempre llevan barba de tres días. Ni de cuatro ni de dos. Le encanta ir de anti-héroe, porque sabe que son los mejores personajes, pero en su caso huele a prefabricado. En eso sí que usa el marketing...


jueves, 13 de septiembre de 2007

Series y cine por internet

Acabo de leer un teletipo de AP sobre la experiencia de unos productores televisivos norteamericanos de conocido prestigio (los que hicieron "Treintaytantos") que han decidido realizar una serie para su difusión exclusiva en internet. La cosa no es nueva, pero sí lo es que se haga por parte de profesionales y con criterios de producción equiparables al de cualquier otra serie que se emite en las cadenas convencionales. Vamos, que no se trata de la aventura de cuatro amiguetes con una camarita de 200 gramos. Dicen que ahí tienen libertad creativa y no dependen de las imposiciones de los responsables de las cadenas. De hecho, "Quarterlife", que es como se llama, empezó como episodio piloto para la cadena de Disney ABC, bajo otro nombre parecido y hace tres años, pero no les convenció y no llegó a emitirse. Ahora ha sido rescatada para MySpace donde a razón de dos episodios semanales estará disponible desde noviembre. No cobrarán por verla, sino que los ingresos vendrán de la publicidad que la acompañara y de eso que llaman "product placement", o sea que cuando beben una cerveza se vea bien clarito que es marca ACME.

Los tiempos están cambiando, y van a cambiar mucho más. Nuestro internet va camino de ser el medio de comunicación multimedia más importante, en el que la única frontera será el conocimiento del idioma.

A mi me encanta la serie "Heroes", como saben (porque ya hablé de ella aquí). Pues -ahi va otro ejemplo- TF1, la cadena que la emite en Francia, ofrecerá desde ya los nuevos capitulos de la segunda temporada, que este mes debuta en EEUU, subtitulados al francés, y por más o menos un par de euros. Meses antes de emitir ellos doblada al francés esa misma temporada.

Tarde o temprano, algún gran estudio de Hollywood asumirá que no se puede luchar contra la piratería, sino que hay que adoptar sus métodos. Es decir, ofrecer por un precio bajo -quizás uno o dos euros- películas y series muy recientes, con la mejor calidad posible de imagen y sonido, y descargables en minutos.

Y es que la industria del entretenimiento debe seguir evolucionando, como siempre lo ha hecho. Lo malo es que ahora parece anquilosada. Los grandes estudios tienen miedo y se niegan a cambiar, porque ya no es el videoclub el que está en peligro, sino sus sueldos y sus despachos. Con la música está pasando, y tiene que pasar con el cine. Es preciso reconvertir la industria. No seré yo quien pretenda convencerles de que se ve y se oye mejor en casa una peli que en un buen cine, y ello junto a otros atractivos ambientales espero que logren mantener las salas, pero para el cine doméstico, nada como la red de redes.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Sobre glamour y festivales

Los Premios Donostia de este año la verdad es que permitieron un suspiro de alivio, porque después del desvarío del año pasado y del anterior, donde hubo probablemente un apaño de última hora y dos galardones no equiparables al de ediciones precedentes, uno podía esperarse de todo… Richard Gere es una primera figura. Acaba de pasar por Venecia y allí se ha hecho fotos con los colegas de la prensa gráfica en plan amiguetes. No hace tanto montó un número en la India por osar dar un beso a una diva del cine de Bollywood en un acto público… En fín, que parece alguien bastante llano y “buena onda”. Esto es un simple añadido personal. Es evidente que por encima de simpatías, Gere tiene una trayectoria como para recibir este galardón.

De Liv Ullman tampoco pueden hacerse los reproches que al menos servidor hizo el año pasado con Matt Dillon, que como ya pasó antes –en 2005- con Gazzara y Dafoe, no están a la altura de la mayoria de los astros que recogieron este premio honorífico, cuya finalidad última es aportarle un plus de glamour al festival donostiarra.

Con Max Von Sydow el problema no se trataba de fama o carrera, sino de oportunidad. No fue de recibo darle el Donostia unos meses después de que otro festival español, Las Palmas, le homenajeara con una recompensa similar.

La verdad es que siguiendo este año la Mostra de Venecia (aquí tienen una prueba gráfica) sólo puede sentirse envidia, por ese poder de convocatoria, basado en la historia (75 años desde la primera edición, es el decano…), el presupuesto y naturalmente las fechas. Desengañémonos… San Sebastián nunca superará a Venecia, Berlín, no digamos a Cannes, pero tampoco a Toronto.

Alguno de ustedes pensará que esto de que haya famosos es una concesión a la industria de Hollywood y todo eso, y que lo importante es que las películas sean buenas... Si uno repasa los festivales recién citados verá que ambas cosas no son incompatibles. Maestros importantes acuden a la Mostra pero también estrellas. No se pegan entre ellos. ¿Qué obviamente las segundas dan mucha más cancha mediática que los primeros? Evidente, pero contra eso no se puede combatir, por injusto que nos parezca. Yo me indigné porque se le dedicaran horas de TV y radio en directo a un joven futbolista sevillano que murió practicando deporte y apenas unos segundos a las decenas de currantes que fallecen cada año en la construcción en España. Todos eran trabajadores. Pero es lo que hay, queridos amigos. Los famosos venden, a sí mismos y al festival que los invita. Ellos hacen que entre el festival en los telediarios, cosa que de por sí no logran ni Zhang Yimou, ni Bresson ni Gus Van Sant, por citar tres ejemplos distantes.

Siempre he encontrado demagógico, pues, que venga el director de festival de turno a decirme que no tiene famosos porque no los quiere, porque para él lo importante es “el cine” (como si los actores se dedicaran al billar americano…). Si no los desea para su evento es porque le trae al pairo salir o no en los papeles y las televisiones, y en caso de que no le preocupe eso no está ganándose el sueldo. Porque, al menos aquí en España, los festivales se hacen en su aplastante mayoría, con pasta de todos, con dinero público que podría emplearse en guarderías o arreglar calles… y si se dan para una actividad cultural con este coste, de varios millones de euros, es para que tenga una trascendencia no sólo local, sino nacional e internacional. Se hace una inversión en imagen, y esa inversión debe dar resultados para la comunidad que la financia. Tampoco me vale el argumento de que sobre todo se trata de dar películas a un público que difícilmente puede verlas, porque les garantizo que para poner películas no hace falta gastarse el dineral que cuesta un festival de cine importante.

viernes, 31 de agosto de 2007

José Luis de Vilallonga descansa en paz… con clase

Hace unos cuantos años me tocó por aquello de que había ejercido de actor y acababa de publicar un tomo de sus memorias, entrevistar a José Luis de Vilallonga. Fue uno de esos encargos que te hacen en el medio en el que trabajas –en mi caso la agencia de noticias Fax Press, por entonces dirigida por Manu Leguineche- y que te caen de rebote, porque normalmente el asunto literario lo llevaba mi compañero Héctor. Ni que decir tiene que no había leído el libro, y como la entrevista era para eyer, apenas tuve tiempo de ojearlo. Pero sí me quedaba en la memoria la presencia de este “bon vivant” en las películas de Fellini o en “Desayuno con diamantes”, así que bastante interesado por el personaje, me fui al Palace a la cita con el aristócrata escritor.

En los 60, este noble antifranquista se había convertido en una especie de icono internacional del seductor con clase, del noble hecho para llenar un smoking, darle toda su salsa a una fiesta o romper el corazón a la heredera de un naviero griego. No fue por tanto extraño que a alguien se le ocurriera darle un papel… de sí mismo. O al menos de la imagen que los demás siempre tuvieron de él.

Aunque de aquella charla del Palace recuerdo sobre todo una anécdota de Fellini que me hizo mucha gracia y luego les cuento, también me dijo que para él ser actor resultó lo más fácil y natural del mundo, ya que había sido uno de los pocos ante la cámara en poder rodar una cuarentena de títulos –normalmente como secundario que da lustre- sin dejar de hacer de lo que realmente era: un playboy de la alta sociedad.

Y voy con la anécdota. Me decía que un día en Roma Fellini se lo llevó de paseo con el mayor de los misterios, diciéndole que le iba a mostrar algo extraordinario. Así, llegaron a un piso donde en un dormitorio había una señora entrada en carnes, que al verlos entrar –posiblemente lo hacía para Federico con asiduidad- les mostró generosamente y sin mediar palabra su trasero desnudo, lo que hizo las delicias del cineasta italiano.

La elegancia y la clase no se compran en las boutiques de Serrano, los Campos Elíseos o la Vía Venetto. No se si son genéticas o se adquieren con el tiempo, pero lo que es seguro es que José Luis de Vilallonga las poseía. Pertenecía a una raza de catalanes ilustrados y viajados, es decir poco nacionalistas, hablaba despacio y cautivaba en la distancia. Supongo que todos los hombres en otra vida quisiéramos ser un Cary Grant, un Goerge Clooney o un Vilallonga. Descanse en paz, después de haber vivido cojonudamente bien…

miércoles, 29 de agosto de 2007

El mal debut de Ana


Aún no he visto, por estar fuera del país, la nueva y esperada película de Julio Medem. Tengo a mi conciudadano donostiarra en la mayor de las estimas, aunque sólo lo conozca superficialmente. Me gusta su cine. Lo considero muy interesante. Capaz de generar en el espectador por la sugerencia de sus imágenes y sensaciones una reflexión personal. Sin duda, el director de “Tierra” y “Lucía y el sexo” es un creador con un universo propio, algo no tan común entre los cineastas actuales.

El caso es que ha llegado “Caótica Ana” a las pantallas no se si con el ruido suficiente pero sin duda con menos nueces de las esperadas. Sólo ha conseguido en su primer fin de semana una novena plaza entre las más vistas. Quizás a la séptima obra de Julio le haya faltado un lanzamiento mejor en cuanto a fechas y apoyo promocional festivalero.

Ayer mismo estaba de charla con un compañero y sin embargo amigo sobre el por qué de la no presencia de “Caótica Ana” en San Sebastián. Según él, se trataría de una decisión del propio festival por la calidad relativa de la película. Subrayo que es una idea suya, no es que conozca las entretelas del certamen donostiarra o haya recibido un soplo. Yo le decía –otra pura especulación- que más bien a la gente de Sogecine-Sogepaq o al propio Medem no les habrá parecido interesante participar en ese evento (lo que si hizo con “La pelota vasca” hace unos años), porque desde mi experiencia festivalera, un certamen en este país no pierde la oportunidad de estrenar una peli de Medem, aunque sea mala (que no creo que sea el caso…).

En cualquier caso, lo evidente es que haber concursado o al menos haber exhibido en su ciudad natal “Caótica Ana” pienso que hubiera ayudado a la cinta por la atención mediática que hubiera generado. Quizás, además, las fechas no son las mejores, o la promoción no haya sido buena. Me parece especialmente chocante que la tan esperada nueva obra de Medem haya debutado novena entre las más vistas del pasado fin de semana, y por debajo de otro estreno español presuntamente menos importante, el de “El club de los suicidas”.

Ahondando en el tema, resulta que la comedia con populares rostros televisivos que firma Roberto Santiago se ha estrenado en más del doble de salas que la del cineasta donostiarra. Obviamente no van dirigidas a públicos similares, pero pienso que “Caótica Ana” hubiera merecido una mayor implicación de las compañías interesadas. Si no querían ir a un festival, al menos que hubiesen buscado fechas más propicias, más salas y sobre todo más y mejor promoción. El hecho de que Manuela Vellés sea una absoluta desconocida temo que tampoco ha ayudado. A diferencia de ella, Paz Vega sí era popular cuando presentó “Lucía y el sexo”, un éxito comercial más que importante. Les cuento una anécdota… Quizás por una imagen desnuda de la actriz, resulta que el album que publicamos entonces en NOTICINE.com sigue siendo el más visitado de la web… Si Medem hubiera llamado a su película “El caótico sexo de Ana” le hubieran salido mejor los números…

domingo, 26 de agosto de 2007

San Sebastián 2007: Reproches desde el cariño (I)


Quizás porque soy donostiarra, quizás porque fue el primer festival en el que vi películas y me acredité, quizás porque con el paso de los años he estado en bastantes más o quizás porque he trabajado y organizado algunos festivales, el de San Sebastián siempre ha sido, es y será algo muy especial para mí. Desde la infancia, cuando contemplaba los escaparates de las tiendas de la ciudad engalanados con motivos fílmicos, o veía fotos de los famosos entrando en el teatro Victoria Eugenia, creo que este certamen influyó no poco en el hecho de que acabara encontrando en el cine mi especialización dentro del periodismo. He tenido encuentros y experiencias personales muy intensas esos días de septiembre a lo largo de muchos años. A alguno de mis mejores amigos los conocí allá, entre la tribu de informadores acreditados. Durante años, he vuelto a ésta mi ciudad natal sólo para asistir como informador al festival, ya que mi familia había tenido su diáspora por otros lugares de la península.

En fín, que San Sebastián, por mucho que haya podido también por años acudir a Berlín, Cannes, Venecia, y un buen puñado más de certámenes cinematográficos, siempre será muy especial. Puede que por culpa de ser virgo, soy crítico con lo de fuera y sobre todo con lo que más quiero. Como consecuencia de ello, a lo largo de bastante tiempo me he convertido en una especie de Pepito Grillo –o si me permiten la vulgaridad- “mosca cojonera” de este certamen.

La mayor parte de mis colegas siempre se ha limitado a repetir los comunicados oficiales, comentar las películas, decir si este año venían más o menos famosos, si la cosecha había resultado mejor o peor, o si la visión del director (del festival) era más o menos digna de elogio. Sin embargo, desde hace años, en prensa escrita, radio o internet, suelo ser el único o casi que habla de la programación analizando su “originalidad” en cuanto a parámetros internacionales (cuantos estrenos mundiales o internacionales hay, qué películas se estrenarán en Toronto y unos pocos días después concursarán en San Sebastián…) , invitando a reflexionar sobre la difícil tarea que encaran sus organizadores al ser el último de los grandes festivales de la temporada final del verano y preguntando cuales son las ambiciones y posibilidades reales de este certamen en un universo cada vez más competitivo y con mayor número de jugadores.

Algunos viven de pasadas y probablemente discutibles glorias. Obviamente los “insiders” deben agarrarse a ellas para justificarse, tienen que repetir eso de que San Sebastián forma parte de la élite de los certámenes clase “A” (por cierto denominación que en realidad no es sino un invento de algún colega que todos hemos usado después, porque la FIAPF nunca la ha utilizado), y hasta al director actual le he escuchado decir que Donosti era “el cuarto del mundo” en importancia. Puede que muchos se den por satisfechos con todo esto. Yo, no.

San Sebastián es –por encima de todo- el más importante festival de cine de España. Si me apuran… de Iberoamerica, y punto final. Hay dos elementos fundamentales para medir el nivel de un evento de estas características: número de estrenos mundiales o internacionales y presencia de figuras. Eso es lo que ha dado fama a Cannes, Venecia, Berlín y unos cuantos más. Eso es lo que llena páginas y minutos en los medios de comunicación. San Sebastián carece sobre todo del primero de esos elementos, posiblemente no por la incapacidad de sus responsables, sino por su desfavorable ubicación en el calendario (detrás de Montreal, Toronto, Venecia y hasta Deauville en un margen de apenas un mes).

Siempre he dicho que o el certamen donostiarra cambia de fechas o se especializa dentro de los internacionales competitivos en prestar una atención preferente al cine latino o asume que no dejará de ser únicamente el mejor festival de España. Porque nadie puede discutir –revisando al menos los festivales de estas últimas dos décadas largas, de los que he sido testigo en su mayor parte- que no sólo ese trío estelar compuesto por Cannes, Berlín y Venecia, sino también al menos dos certámenes norteamericanos (el no competitivo de Toronto y el especializado de Sundance), y posiblemente alguno de los ascendes europeos, como Locarno, Rotterdam y muy pronto Roma, estarían delante de San Sebastián en un hipotético escalafón. Basado, insisto, en los elementos objetivos de: estrenos internacionales, figuras presentes y cobertura mediática.

Como no quiero enrollarme más de la cuenta, por ahora les dejo este dato: Más de la mitad de las películas hasta ahora dadas a conocer de su Sección Oficial de San Sebastián 2007 se habrán visto antes en otro certamen internacional, fundamentalmente el de Toronto.

Volveré para comentar el resto de este apartado primordial cuando se anuncie, y cuando conozcamos también los Premios Donostia, que en este último par de años han tenido receptores bastante discutibles y en nada equiparables a los del pasado.

viernes, 24 de agosto de 2007

El “casting” de “Nine”

El coreógrafo y realizador Rob Marshall parece haber encontrado el vehículo ideal para regresar al musical cinematográfico –importado de Broadway-, género que tan buenos dividendos le dio con su opera prima “Chicago”. Se trata de “Nine”, adaptación a los escenarios teatrales neoyorquinos de la famosa "8 ½" de Fellini, cuya primera versión estuvo protagonizada por el inolvidable Raul Juliá y la más reciente por Antonio Banderas, con más que notable éxito.

Uno no acaba de entender por qué el malagueño, que fue candidato a un Tony (el Oscar del teatro USA) por este papel de director de cine cuya vida gira en torno a varios personajes femeninos no es el primer candidato para Marshall, que ya ha anunciado que “su” Guido Contini podría ser Javier Bardem.

Tanto Antonio como Javier me parecen grandes actores y estoy convencido de la calidad de ambos. Quizás el primero tenga más experiencia musical o cantarina (Bardem no tiene prácticamente ninguna), y podría resultar más seguro. ¿Su problema? Intuyo que pueda ser la edad, por mucho que Banderas se conserva como ya quisiera uno, que es apenas un año mayor que el admirado artista y mejor persona.

Julíá lo hizo con 41 en Broadway. Antonio con 43 en el mismo lugar, y ahora lo haría con 47… Bardem la estrenaría en los cines casi con diez años menos. Mastroianni, que en la peli de Fellini se llamaba Guido Anselmi, tenía unos 39. El personaje se plantea lo que ha sido su existencia en relación con las mujeres –de su mamá a su esposa, amantes y musas- en torno a esa época de teórica crisis llamada la cuarentena.

Pienso que Banderas es un perfecto cuarentón por mucho que su documento de identidad diga que anda más cerca de los 50. Otra de sus ventajas es que tiene un punto de fragilidad del que el pétreo hijo de Pilar Bardem carece, y que podría venirle bien al papel.

Marshall sabrá lo que se hace y por qué descarta al malagueño. De una forma o de otra, si finalmente el proyecto cristaliza con Bardem, Penélope Cruz, Sofia Loren, Marion Cotillard y Catherine Zeta Jones, puede ser un exitazo, que al menos a mí me pone los dientes largos sólo de pensarlo… aunque no deje de echar de menos a Antoñito…

domingo, 5 de agosto de 2007

Sabrosa Ratatouille

Poco antes de salir de Caracas y regresar a la "vieja Europa", pude ver que la multinacional de la piratería audiovisual ya ofrecía por muy poco dinero las aún calentitas cintas animadas "Los Simpson" y "Ratatouille". Si todo funcionara como esa red de distribución y venta de pelis pirateadas... el mundo iría mucho mejor. Esto sí es "profesionalidad", rapidez y acierto (esto va con ironía, señores de la SGAE, no se molesten que uno no comulga con la piratería).

Como adicto que soy a los trabajos de la factoría Pixar desde sus inicios, ya he visto "Ratatouille", en parte por la curiosidad que me causaba el hecho de que los críticos norteamericanos recientemente la consagraban como la mejor película de lo que llevamos de 2007, un hecho que nos debería invitar a la reflexión... Una animación más o menos infantil superando a todo el cine de ficción y carne y hueso. Como poco, interesante.

La verdad es que aunque el planteamiento de base de esta historia sobre un animalito en teoría no destinado a una habilidad, pero que la desarrolla mejor que nadie, no es nuevo (recordemos que en "Babe, el cerdito valiente" era justo lo mismo, un gorrino que luchaba contra los prejuicios para demostrar que era mejor ovejero que cualquier perro), siempre viene bien subrayar este tipo de mensajes. El mundo se diría que va hacia los grandes dogmas a golpe de intolerancias e imposiciones. En USA cualquier agencia del gobierno ya puede espiar sus comunicaciones-y quien dice que no las nuestras, a pesar de no ser ciudadanos norteamericanos- sin orden judicial. Bendito Bin Ladem que ha permitido que poco a poco nos encaminemos a un mundo imaginado por Orwell, sólo que unas pocas décadas más tarde.

En fin, no quisiera divagar demasiado. A lo que voy es que en una sociedad que parece condenada a ser de consumidores sometidos a un régimen policial, en lugar de ciudadanos librepensadores, es inevitable simpatizar con historias como la de "Ratatouille" en las que se nos habla de tolerancia, derribar las barreras de los prejuicios, estar abiertos a los cambios y -en resumidas cuentas- dar una oportunidad a lo nuevo en lugar de sacralizar lo tradicional y seguro.

No hace falta que me extienda mucho sobre el resto de las virtudes de este producto de Pixar: el humor, la primorosa animación digital, unos personajes que siguen cierta tradición estética del maestro Disney (ahora propietario del estudio que hizo "Toy story" o "Los increíbles"), el ritmo delirante y los escenarios románticos de la capital gala...

Pero sí quisiera anotar la excelente combinación entre dos placeres que junto con el que están ustedes pensando forma mi particular "Santísima Trinidad" de las ganas de vivir: el cine y la cocina. Lo segundo por activa y pasiva. Me encanta cocinar y comer, así que cómo no identificarme con la rata Remy.

sábado, 28 de julio de 2007

Los amores de "Pe"


Las estrellas de cine han creado, desde que el Séptimo Arte, en su momento el más popular de todos, se afianzó industrialmente, una fascinación enorme entre sus consumidores. Eran y son guapos, ricos y famosos. El paradigma del éxito: hacen lo que les gusta y encima son pagados espléndidamente. Viajan en primera, se alojan en los mejores hoteles, son invitados a fiestas y festivales, están rodeados de otros míticos personajes de carne y hueso... Muchos piensan que viven en el mejor de los mundos. Yo no estoy tan seguro...

No puedo decir que he tratado a muchas estrellas, pero sí he estado más cerca de algunas que el común de los mortales, y así he podido ver cómo es una parte de su existencia menos conocida, el ser prisioneros de su imagen y su profesión. Ser llevados y traídos de un lado a otro para aguantarnos a nosotros los periodistas, tener que sonreir a los fotógrafos por mal que te encuentres, y recorrer el mundo justo para un estreno y unas entrevistas.

Nadie nos enseña en los colegios que todo en la vida tiene un precio. No nos explican la fórmula para manejar el éxito o el fracaso. Se nos oculta que hay siempre una cara y una cruz en cada sueño que podamos acariciar. Y puedo garantizarles que el ser un astro de la pantalla te obliga a una pesada carga, por mucho que brinde muchas ventajas que ni usted ni yo tenemos. El número de artistas que acaba mal por culpa de la droga u otras adicciones es bastante significativo. Soportar un gran número de tensiones, exigencias, limitaciones... no es siempre fácil. Puedo entenderles muy bien.

Todo esto viene a cuento de Penélope Cruz. Ahora dicen que sale con Bono, el de U2. La carrera sentimental de la madrileña no tiene desperdicio. Está claro que le gustan atractivos y famosos. Y, como ella. son la mayoría de las figuras de la pantalla las que buscan entre sus pares una pareja. No creo que obedezca sólo a los intereses comunes o a su atractivo superior quizás al de la mayoría, sino que probablemente ya no pueden relacionarse con nadie fuera de su estrecha y brillante jaula de oro. No pueden frecuentar locales públicos sin guardaespaldas y reserva en zona VIP. Si se van de vacaciones debe ser a un lugar tan discreto y exclusivo que les garantice intimidad, porque ese anonimato del que gozamos los demás. ellos lo perdieron hace tiempo.

No se ustedes, pero yo a veces me he sentido muy feliz al pasearme por un ciudad donde nadie me conoce. Da una gran libertad. Puedes ser mucho más tu mismo que allí donde te puedes cruzar con conocidos, compañeros, familia, enemigos... De esa libertad carece Penélope Cruz y muchos de sus colegas. Supongo que si dijera que me dan a veces un poco de lástima muchos dirían que soy imbecil y que hay cientos de razones para envidiarles. No es que les compadezca, pero de verdad que no me dan mucha envidia... salvo cuando miro mis extractos bancarios.

jueves, 26 de julio de 2007

De aviones y viajes en el tiempo


Escribo desde el aeropuerto de Caracas, para variar -es la maldición de los vuelos a precios accesibles- esperando embarcar a Barinas en un avión que amenaza con salir mínimo dos horas más tarde. Si esto te ocurre tras dormir 4 horas en Caracas tras otro vuelo de 9 desde Madrid, seguro que entienden que este bastante cabreado.

No obstante, me reconforta el tener a mano, en un disco duro portátil, buena parte de la primera temporada de "Héroes", una serie gringa que probablemente sea la aportación más interesante al género fantástico en la tele estos últimos años (que me perdonen los fans de "Lost", pero esa no consiguió engancharme).

En "Héroes", lo cuento para quien no haya tenido aún acceso a esa serie recientemente candidata al Emmy a mejor drama, una gama amplia de personajes, la mayoría de ellos dotados de poderes como la invisibilidad, telekinesia, volar, predecir el futuro, ser indestructible o viajar en el tiempo y el espacio..., protagonizan una historia muy bien escrita, ritmada y planificada, en relación con una apocalíptica explosión en Nueva York (no terrorista islámica, tranquilos...).

Al modo de los antiguos seriales, los giros, saltos en el tiempo, aparición de personajes y sucesos imprevisibles de "Héroes" te mantienen enganchado. Probablemente incluso aunque la ciencia ficción no sea tu preferencia. Y es que los guionistas, comandados por el productor Tim Kring, han sabido imprimir de humana ambiguedad a sus personajes, alejándolos del ingrediente tan caro a las series televisivas seriales como son los arquetipos de buenos y malos.

Hace no mucho leí el comentario de un guionista afincado en España, sobre que algunos de los mejores escritores actuales trabajaban para TV. Si nos guiamos por series como "Six feet under", "Deadwood" o esta "Héroes", le puedo dar la razón.

Y, además, la ironía entre líneas y la desmitificación de los héroes se agradecen muchísimo. Les dejo para terminar la divertida frase clave de la serie (que aún está en producción): "Salven a la animadora. Salven al mundo" ( Save the Cheerleader. Save the World).

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