lunes, 22 de octubre de 2007

Fin de semana romano


El pasado fin de semana acudí al Festival de Roma, un evento que celebra actualmente su segunda edición. Era la primera vez -además- que visitaba la Ciudad Eterna. El asunto de los festivales, aquí en Europa (no así o al menos no tanto en América), depende de los políticos, de su "cinefilia" o la de sus asesores. En este caso, Walter Veltroni, el actual alcalde de la ciudad italiana, es un aficionado y no se le escapa que codearse con las estrellas es ganar nuevos espacios en los medios de comunicación. Me dicen que sus ambiciones políticas van más allá de los monumentos romanos.

Lo cierto es que Roma ha debutado con mucho dinero. Y eso se ve y se nota. Lo que no está muy claro es para qué se hace. Siempre que me hablan o me planteo hacer un certamen preguntó ¿cuál es el objetivo? En el caso romano, obviamente no será la promoción turística. La capital italiana está repleta de visitantes de todas las nacionalidades, y no es desde luego una ciudad en la que sea fácil moverse. Este festival complica aún más la vida de la capital, pero es muy posible que también aumente el disfrute de algunos de sus habitantes. Porque sí puedo asegurar que la respuesta de prensa, profesionales y público era más que notable.

Sin embargo, la primera crítica que me viene a la mente tiene que ver con las fechas: demasiado cerca de Venecia, con la que parece estar bien dispuesto a competir, y detrás de Toronto, a quien -como ya hace San Sebastián- deja la primicia de varios de sus títulos. Desde el punto de vista práctico, se nota que es un festival aún debutante. Pese a la gran cantidad de empleados, azafatas y staff en general, falta información fiable y coordinación entre ellos. Les pongo un ejemplo. Desde la zona próxima a Vía Veneto, donde estaban los centros del mercado (The Business Street) y la mayoría de los hoteles de los invitados, había un bus circular hasta el Auditorium, un centro cultural nuevo y lustroso donde se proyectaban las principales sesiones oficiales. Sin embargo, aún el segundo día del certamen en dos diferentes puntos de información las azafatas ignoraban este aspecto, y recomendaban tomar taxis, otros buses urbanos y el tranvía. Son cosas que muy posiblemente mejorarán con el tiempo cuando la organización adquiera mayor experiencia.

Para mí, por encima de todo, Roma 2007 ha sido la ocasión para ver la nueva película de Coppola, "Youth without youth", un film extraño, fascinante a veces, surrealista e increíble otras, con algún diálogo en el borde del ridículo, y un general acartonamiento. Lejos de sus grandes obras, aunque su autor reivindica su derecho a arriesgarse y buscar temas originales y "personales". No seré yo quien le discuta eso, pero al menos sí puedo decir que no huele a éxito de público.

Dicho todo lo anterior, ha sido interesante mi primera experiencia romana... y además volví a ver a mi muy querida Cynthia, a la que conocí en Santo Domingo.

1 comentario:

José D'Laura dijo...

Jon:
Felicidades por tu blog.
Si la de Roma es la Fiesta del Cine: ¡que siga todo el año y por todo el mundo!
Un abrazo caribeño,

José

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