domingo, 26 de agosto de 2007

San Sebastián 2007: Reproches desde el cariño (I)


Quizás porque soy donostiarra, quizás porque fue el primer festival en el que vi películas y me acredité, quizás porque con el paso de los años he estado en bastantes más o quizás porque he trabajado y organizado algunos festivales, el de San Sebastián siempre ha sido, es y será algo muy especial para mí. Desde la infancia, cuando contemplaba los escaparates de las tiendas de la ciudad engalanados con motivos fílmicos, o veía fotos de los famosos entrando en el teatro Victoria Eugenia, creo que este certamen influyó no poco en el hecho de que acabara encontrando en el cine mi especialización dentro del periodismo. He tenido encuentros y experiencias personales muy intensas esos días de septiembre a lo largo de muchos años. A alguno de mis mejores amigos los conocí allá, entre la tribu de informadores acreditados. Durante años, he vuelto a ésta mi ciudad natal sólo para asistir como informador al festival, ya que mi familia había tenido su diáspora por otros lugares de la península.

En fín, que San Sebastián, por mucho que haya podido también por años acudir a Berlín, Cannes, Venecia, y un buen puñado más de certámenes cinematográficos, siempre será muy especial. Puede que por culpa de ser virgo, soy crítico con lo de fuera y sobre todo con lo que más quiero. Como consecuencia de ello, a lo largo de bastante tiempo me he convertido en una especie de Pepito Grillo –o si me permiten la vulgaridad- “mosca cojonera” de este certamen.

La mayor parte de mis colegas siempre se ha limitado a repetir los comunicados oficiales, comentar las películas, decir si este año venían más o menos famosos, si la cosecha había resultado mejor o peor, o si la visión del director (del festival) era más o menos digna de elogio. Sin embargo, desde hace años, en prensa escrita, radio o internet, suelo ser el único o casi que habla de la programación analizando su “originalidad” en cuanto a parámetros internacionales (cuantos estrenos mundiales o internacionales hay, qué películas se estrenarán en Toronto y unos pocos días después concursarán en San Sebastián…) , invitando a reflexionar sobre la difícil tarea que encaran sus organizadores al ser el último de los grandes festivales de la temporada final del verano y preguntando cuales son las ambiciones y posibilidades reales de este certamen en un universo cada vez más competitivo y con mayor número de jugadores.

Algunos viven de pasadas y probablemente discutibles glorias. Obviamente los “insiders” deben agarrarse a ellas para justificarse, tienen que repetir eso de que San Sebastián forma parte de la élite de los certámenes clase “A” (por cierto denominación que en realidad no es sino un invento de algún colega que todos hemos usado después, porque la FIAPF nunca la ha utilizado), y hasta al director actual le he escuchado decir que Donosti era “el cuarto del mundo” en importancia. Puede que muchos se den por satisfechos con todo esto. Yo, no.

San Sebastián es –por encima de todo- el más importante festival de cine de España. Si me apuran… de Iberoamerica, y punto final. Hay dos elementos fundamentales para medir el nivel de un evento de estas características: número de estrenos mundiales o internacionales y presencia de figuras. Eso es lo que ha dado fama a Cannes, Venecia, Berlín y unos cuantos más. Eso es lo que llena páginas y minutos en los medios de comunicación. San Sebastián carece sobre todo del primero de esos elementos, posiblemente no por la incapacidad de sus responsables, sino por su desfavorable ubicación en el calendario (detrás de Montreal, Toronto, Venecia y hasta Deauville en un margen de apenas un mes).

Siempre he dicho que o el certamen donostiarra cambia de fechas o se especializa dentro de los internacionales competitivos en prestar una atención preferente al cine latino o asume que no dejará de ser únicamente el mejor festival de España. Porque nadie puede discutir –revisando al menos los festivales de estas últimas dos décadas largas, de los que he sido testigo en su mayor parte- que no sólo ese trío estelar compuesto por Cannes, Berlín y Venecia, sino también al menos dos certámenes norteamericanos (el no competitivo de Toronto y el especializado de Sundance), y posiblemente alguno de los ascendes europeos, como Locarno, Rotterdam y muy pronto Roma, estarían delante de San Sebastián en un hipotético escalafón. Basado, insisto, en los elementos objetivos de: estrenos internacionales, figuras presentes y cobertura mediática.

Como no quiero enrollarme más de la cuenta, por ahora les dejo este dato: Más de la mitad de las películas hasta ahora dadas a conocer de su Sección Oficial de San Sebastián 2007 se habrán visto antes en otro certamen internacional, fundamentalmente el de Toronto.

Volveré para comentar el resto de este apartado primordial cuando se anuncie, y cuando conozcamos también los Premios Donostia, que en este último par de años han tenido receptores bastante discutibles y en nada equiparables a los del pasado.

No hay comentarios:

Google