jueves, 31 de enero de 2008

El atractivo del francotirador


En el cine o la literatura los perdedores, los "piraos" y los francotiradores lucen mucho mejor que en la vida real. Don Quijote es idolatrado en medio mundo, pero si nos lo cruzáramos por la calle nos cambiaríamos a la acera de enfrente por si acaso... En mi caso y en relación con el cine, simpatizo con esos personajes de carne y hueso que hacen locuras en y por este Séptimo Arte de nuestras angustias, sin darse por ello demasiada importancia (¡odio a todos esos "autores" con mucha más pedantería que talento!), y que desafían lo políticamente correcto.

Jordi Rediu, al que conocí hace unos días en el pase de la película "The ungoldly- Inhumano", es un perfecto ejemplo de tipo inquieto, rebelde, arriesgado, y posiblemente con inclinaciones suicidas en lo económico. Este productor catalán, sin embargo, ha logrado estar detrás de una lista amplia y variopinta de títulos, la mayoría de los cuales partieron de un planteamiento bastante cerrado, para un mercado local catalán.

Eso no quita para que un día se encontrara a un par de gringos en el mercado de Cannes, le pasaran unos cuantos guiones y se embarcara en la loca aventura de coproducir una peli independiente norteamericana, sin tener siquiera él un permiso de trabajo y pasando a los actores españoles con papeles secundarios como turistas, burlando a los de la "migra" y a los sindicatos de allá que son aún más temibles.

La cinta se llama "The ungoldly-Inhumano", es un "psyco-thriller" de autor, una película oscura dirigida por Thomas Dunn, que se presentó en Sitges 2006. Su productor catalán ha tenido que montar una pequeña distribuidora para poder llevarla a unas pocas salas, en un mercado nada propicio a los independentes.

Rediu no tiene problemas en contar estos y otros detalles de su sentido "guerrillero" de hacer cine, pero aún resulta más temible cuando se explaya sobre las cúpula de sus colegas de la FAPAE, con epítetos que no voy a repetir aquí para evitarle una querella criminal.

En su opinión, no pocos de esos colegas van a la busca de la subvención a fondo perdido y la amortización de sus cintas antes de estrenarlas, de manera que no invierten un euro más de la cuenta en promoción y así obtienen los lamentables resultados comerciales que todos conocemos para la gran mayoría de las películas nacionales.

En desacuerdo con la citada FAPAE, Jordi Rediu cree que la Ley de Cine aprobada el pasado año por el Parlamento español ha nacido muerta y que no ayudará a cambiar el triste panorama al que nos enfrentamos. Por el contrario, piensa que lo más sencillo y efectivo hubiera sido copiar al pie de la letra la ley homónima francesa, ya que en ella el Estado subvenciona a partir de los propios ingresos de la industria no sólo a productores, sino también a exhibidores y distribuidores, de manera que todos se benefician de la teta pública y el interés es solidario por estrenar y programar cine nacional.

Mis conocimientos de las legislaciones española y francesa son bastante escasos, me limito -en esto- a transcribir lo que escuché en aquel pase, junto a muy pocas personas más y el responsable de la sala, que nos dio el punto de vista de su gremio, al que muchos apuntan como si del "malo de la película" se tratara y que simplemente defiende su negocio, exactamente igual que los demás.

No es ese el único proyecto internacional de Rediu, para el que el ansia de hacer cine no conoce fronteras. Unas pocas de sus películas han dado dinero, pero él sigue en la brecha con menos ayudas que la mayoría. Que tenga suerte...

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